martes, 26 de mayo de 2015

Martes Cultural (3): LA PEQUEÑA ROMANÍ



Pequeña Romaní es una niña gitana que vivía con sus padres, sus tres hermanos, sus abuelos, tío, tres carretas y seis caballos. Vendían cachibaches: ollas, cazuelas, sartenes, pucheras, por las ferias y mercados de los pueblos que recorrían. Dormían al caer la noche. Entonces Pequeña Romaní tocaba el violín y todos reían y contaban historias a la luz de la luna y el calor de la lumbre que hacían.


Un día divisaron un pueblo escondido y apartado del camino. Papá Romaní decidió ir allí, para dar de comer y beber a los caballos. Pequeña Romaní vió que era un pueblo sin gente por las calles.



Papá Romaní hizo parar a los caballos y decidieron pasar allí la noche, y al día siguiente...la niña vio que las personas no se hablaban. No se decían ni "hola", ni "adiós". Estaban enfadados y ofendidos hacía tanto que no se acordaban ni del motivo para estar así.




Cada uno comía de lo suyo. De lo que sembraba. Otros de las gallinas. El que tenía horno comía pan. El que pescaba en el río comía truchas. No compraban, ni vendían, ni se cambiaban alimentos. Sólo tenía una clase de comida para llevarse a la boca. Era una pena y un desastres, si ... Pero... 


- ¿Qué vamos a hacer?- se preguntaba Pequeña Romaní 
Llegó la noche y la luna salió blanca y redonda. La niña cogió el violín y tocó una música tristísima...que hizo que los habitantes del pueblo lloraran y ...¡Milagro¡ ¡Milagro¡ Con las lágrimas se fueron las penas y todos se hablaban y sonreían. Hacían las paces...¡Cambiaron y se quitaron un gran peso de encima¡




Pequeña Romaní dijo:
- ¡Hay que celebrarlo¡
- ¡Hagamos una cena¡
Y esta vez todos colaboraron, cada uno con su alimento. La niña ayudó a mamá Romaní y prepararon una gran cena con verduras, pollo, truchas y tomates.
¿Y dónde cocinar?... Los Romaní vendieron sus ollas,  cazuelas y pucheros y asunto arreglado. 

Pequeña Romaní cogió su violín y ahora toco música alegre. Todos cantaron y bailaron hasta muy tarde esa noche.


A la mañana siguiente, al salir el sol y antes que la gente se despertara la familia Romaní abandonó el pueblo. Pequeña Romaní pensó que habían sido buenos y que volverían a pasar aventuras en otros lugares. El sol y la luna serían sus compañeros de viaje 
¡Ah y volvería a este pueblo renovado la próxima primavera¡  



- ¡Ahora sí que me gusta este pueblo¡
- ¡Me da pena que nos tengamos que marchar¡ Pero.... Papá Romaní prometió que volverían la próxima primavera.

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